La velocidad de la Luz no es Constante en la totalidad del Cosmos

Quizás el título de esta entrada sea la afirmación más «revolucionaria» de la Teoría Remolínica… pero la deducción es muy simple… Transcribiremos algunos párrafos del ebook: LaNuevaCiencia.pdf, desde pág. 207:

«La física oficial asevera que la velocidad de la luz en un medio material depende de la estructura molecular de éste… Creer que más allá de la alta atmósfera, o lejos de la Tierra, la velocidad de la luz sigue siendo de 300.000 km/seg porque no hay moléculas, es un gran error. Hay muchos estados espaciales diferentes en las regiones inter­planetarias que producen muchas velocidades distintas de la luz (recordar que éstas no dependen de los ERs atómico-moleculares). Dichos estados espaciales dependen del tipo de actividad arre­molinante del FK de cada zona, y del sistema de referencia.

Estamos postulando que la velocidad de la luz es mayor a 300.000 km/seg en zonas más alejadas del Sol que la Tierra y menor a ese valor en zonas más cercanas al Sol. Pero esto es así si se lo percibe desde un sector suficientemente lejano; por ejemplo desde otro sector de la Galaxia. ¿Por qué? La velocidad de la luz tiene que ver con el concepto de “espacio”. Este concepto no es absoluto tampoco. Tiene que ver con la separación entre ERs o entre los demás tipos de arremolinamientos, con el tipo de ERs o de arremolinamientos, con el estado de los movimientos (internos y externos) de esos ERs., así como con el estado del Fluido existente entre ellos y que los abarca. Todo esto es la “actividad arremolinante” de cada sector del Kosmos. A medida que nos alejamos del núcleo central de cada ER (p. ej. del Sol), va disminuyendo la actividad arremolinante, o sea la “densidad” del espacio; los arremolinamientos se encuentran más distanciados entre sí (fig. 6.36). Utilizando términos “oficiales” se podría decir: hay distintas “densidades” de “vacío” en el espacio interestelar, por lo tanto la velocidad de la luz varía al alejarse del Sol (!). ¿De qué modo varía? La densidad del espacio interplanetario va disminuyendo desde el centro a la periferia del SS, ergo la velocidad de la luz va aumentando en ese sentido.

Postulamos que el espacio se estira (se sutiliza) a medida que nos alejamos del núcleo de un ER (fig. 6.37) y que eso provoca que la luz, así como cualquier onda etérica, se va acelerando del centro a la periferia de un ER.

Hablando en general, cada vez que pensamos en una onda inevitablemente imaginamos que ondula “algo”. Podría ser agua, aire, una soga, etc. ¿Qué debiéramos imaginar al hablar de onda de FK? Las ondas etéricas constituyen ondulaciones esferoidales de Fluido Kósmico a través de arremolinamientos etéricos. Lo que denominamos “éter” es un subámbito del FK de determinado ER abarcante y un ámbito del ER abarcado. Todas las o.e.m. (ondas etéricas) que llegan a nuestro planeta son ondulaciones del ámbito físico etérico de la Tierra y por lo tanto del subámbito sólido del SS. El Fluido Kósmico es UNO en todo el Kosmos y es sumamente susceptible de ser deformado. La elasticidad de todo material, incluso de los átomos, se debe a esto… Por consi­guiente cualquier estímulo, impresión o influencia en determinado sector produce ese tipo tan ágil de ondas etéricas. Todas esas ondas son etéricas porque hay por doquier éter (FK). Ahora bien ¿por qué captamos siempre a casi 300.000 km/seg a todas las o.e.m.?  Porque esa es la velocidad a la que se propaga la onda de sobreexcitación etérica a través de los arremolinamientos etéricos. La propia esencia arremolinante de los arremolinamientos etéricos produce que “sí y solo sí” dicho tipo de onda se propague a esa velocidad para nosotros los seres humanos en el entorno de nuestro planeta. Con respecto a la velocidad de la luz en el espacio interplanetario, la TR afirma que cambia la velocidad porque va cambiando la “densidad” del medio a través del cual se propaga. Pero tanto el cambio de velocidad como el cambio de actividad arremolinante del medio, solo se perciben vistos desde un SR muy lejano.

Ahora bien, cuando hablamos de éter, podemos imaginar que el cuerpo etérico de nuestro planeta, p. ej., llega hasta cierta altura sobre la corteza terrestre (menor que la del cuerpo emocional o del mental) más allá de la cual no hay más éter… ¿entonces cómo podría haber propagación etérica? La respuesta es, simplemente que como el FK se halla (fluye) por absolutamente todos lados, la forma que lo hace incluso más allá del cuerpo mental de la Tierra, ofrece un tipo de arremolinamientos de algún modo afines a los etéricos de nuestro planeta. Recordemos que los arremolinamientos más densos tienen como abarcante otros más sutiles, pero nunca hay vacío. Entonces lo que ocurre es lo siguiente: el Sol produce una perturbación constante que sobreexcita el FK de su entorno; en la zona interplanetaria la sobreexcitación se propaga ondu­la­toriamente a través del FK sutil propio de la zona. Al acercarse a un planeta en donde se densifica el FK, aquella ondulación continúa ocurriendo en la parte más sutil del ámbito físico del mismo, el etérico. Esto ocurre así porque el subámbito etérico del ámbito físico del planeta guarda analogía con la parte más sutil del subámbito sólido del Sistema Solar».

 

Eduardo C. DOS SANTOS LARA